martes, 17 de diciembre de 2013

5. Apatía

No me fue posible pasar desapercibida, eso me quedó claro desde que crucé aquella maldita puerta. Odiaba la gente que se metía en mis asuntos, que simplemente no me dejaba vivir a mi aire. En clase, a pesar de ser ya universitarios, seguía reinando ese horrible estatuto ligado a la popularidad y a las normas sociales que tanto odiaba. Como ya dije antes, no era lo que se dice un hacha en ese tema. La gente solía molestarme tanto o más de lo que yo los molestaba a ellos, y si pasaba mucho tiempo en compañía de alguien sentía una afianzada presión impuesta en mi pecho que solo me aportaba unas enormes ganas de gritar. Afortunadamente la gente solía ser lo suficientemente inteligente como para dejarme en paz. Los comentarios nunca cesaron, es cierto, pero pude asistir a clase con regularidad sin resultar ofendida por algún comentario hiriente. Supongo que, en el fondo, puede que incluso les diese un poco de miedo. La pobre huerfanita de madre loca, con el pelo naranja  y que tenía como mascota un enorme gato negro con el que hablaba y con quien era más cariñosa que con el resto del universo junto. Hasta yo misma lo encuentro irónicamente divertido.

Con los hombros caídos y la cabeza gacha, como siempre, busqué un asiento libre. Ocupé uno que no me gustó en absoluto, pero cuando se llega tarde a clase poco se puede hacer. El fondo era mi zona favorita, donde no tenía que exponerme a miradas de ningún tipo. Poca gente estaba prestándome verdadera atención, aunque yo empecé a sentir ese horrible calor sofocante que hizo que me deshiciera de mi abrigo. El cabello también empezó a molestarme, por lo que improvisé un rápido recogido con los útiles de clase. El paso del tiempo había perfeccionado mi técnica hasta dotarme de, prácticamente, una velocidad que podía compararse con la de Flash. Bueno, quizá estoy exagerando en ese sentido un poquito, pero era cierto que me peinaba en un tris.


Noté el vello de mi nuca erizarse a medida que los minutos iban pasando. Sentí esa horrible sensación de que alguien te observa muy fijamente. El resto de los compañeros volvieron a sus tareas, pero cuando me giré en busca del que me miraba sin reparo encontré la mirada de uno de los chicos de clase. No me había equivocado, parecía que aquella mañana sí resultaba interesante a alguien. Mientras me preguntaba mentalmente qué demonios podía querer aquel chico entorné los ojos y le dirigí una de mis más frías (y favoritas) miradas. Segundos después estaba poniendo los ojos en blanco y volviendo a girarme hacia el profesor casi con suficiencia. Seguramente aquel joven de nombre desconocido y gusto cero a la hora de vestir pretendía molestarme para hacer reír a sus amigos, o por simple curiosidad. Bien, tendría que dejar las cosas claras enseguida, aunque eso implicase hablar con él. Sería casi como vivir una aventura.


No presté demasiada atención a la clase de "Español" de esa mañana. Mi adormilada mente únicamente podía pensar en el libro que me esperaba en la mochila, ansioso por ser devorado. El idioma se me daba bastante bien, por lo que podía permitirme desconectar un poco durante algunas clases. No me costaría recuperarla antes del examen oral, por pretencioso que sonase. Simplemente sabía que se me daba bien, y con esto quedáis por fin avisados: soy una auténtica misántropa pretenciosa que se considera un auténtico modelo a seguir. Pero no nos desviemos más del tema...


Recogí los libros de clase sin dejarme llevar por la parsimonia que cada día me inundaba. Tenía que parar al joven que me miraba con interés y acallar cualquier tipo de maldad que su mente gritase que le apetecía hacerme. ¿Por qué, si no, iba a molestarse en mirarme? Era absurdo. En mi mente no cabía cosa más absurda. Me colgué la mochila de una de las asas y sorteé los bancos de clase para salir en el grupo de los que se escurrían primero. Afortunadamente ese chico no fue tan rápido, por lo que esperé junto a la puerta. Me sorprendió ver que salía solo y no acompañado de idiotas de buen tamaño, aunque eso no hizo que la genial idea de reprenderlo que cruzaba mi mente se apagase ni por un instante. Sin dudar comencé a cambiar detrás de él hasta que logré llamar su atención con lo más parecido a un grito que mis roncas y somnolientas cuerdas vocales podían emitir.


—¡Eh, tú!


El muchacho giró sobre sí mismo al momento para mirarme, sin molestarse en cambiar la intensidad con la que lo hacía. Mi ceño volvió a fruncirse, visiblemente molesta. Los aires de chulería me sacaban de quicio.


—¿Se puede saber qué miras?


Reduje bastante el tono al volver a preguntarle, pero seguía hablando de forma perfectamente audible. El chico irrespetuoso se mantuvo en su misma línea, mirándome sin decir nada. Creo que de haber sido un poco diferente, más fácil de encender por la rabia mis mejillas se hubieran tornado del mismo color que mi pelo. Afortunadamente no fue así y pude continuar hablando serena, aunque indignada.


—¿Qué te pasa? ¿Eres idiota, sordo o simplemente tonto?


Mis palabras mordaces parecieron, por fin, actuar sobre él. Con fingida tranquilidad observé cómo su ceño se fruncía levemente, igual que el mío, antes de apartarse el pelo de una de sus orejas. Ante mis propios ojos apareció uno de esos... Cacharritos para la sordera. Nunca conseguiré recordar su maldito nombre. Luego, sin apartar la indignación, casi como si la hubiera tomado de mis propios ojos sin permiso, volvió a girar sobre sí mismo y se marchó andando. Yo permanecí parada durante unos segundos en el sitio, observando el camino que el joven desconocido había trazado. Cualquier persona en mi situación hubiera sentido una inmensa pena o, al menos, vergüenza pero yo me quedé mirando el sitio, sin sentir absoluamente nada. Quizá era una chica tan apática como mis profesores de secundaria habían dicho, o simplemente estaba totalmente muerta por dentro, pero ese fue el caso: nada se removió adentro mío al insultar de esa forma tan déspota a aquel chico. Una fugaz y nebulosa imagen de mi desván apareció en mi mente, como siempre ocurría en las situaciones de elevada tensión, aunque desapareció con la misma rapidez con la que llegó. Volvió a dejarme sola conmigo misma.


Terminé girando yo también en la dirección contraria y yéndome hacia mi siguiente clase, o a la biblioteca a leer... No estoy segura de lo que hice en ese momento, pero desde luego no fui detrás del que ahora sé que se llamaba Aaron para disculparme. Cassandra L. Morrison jamás se traga su orgullo, por problemas que pueda ocasionarle.



6 comentarios:

  1. Está muy bien, lo único que avises cuando cambia de personaje, o pongas otro tipo de letra para diferenciarlo porque si no me lío. Es un historia realista, muy pensada, cada personaje tiene una personalidad única. La verdad es que me ha gustado mucho, no es el tipo de historia ñoña, que una escribe porque sí, sino que es muy elaborada.Tiene un vocabulario bastante difícil, eso hace que sólo la gente culta la pueda leer y entender. Seguir así porque me ha gustado mucho. Quizás la gente vea el diseño del blog y diga: "Qué royo de historia" Pero un libro no se juzga por la portada. Si tienes pocos lectores y no tienes comentarios, da igual, yo te seguiré leyendo, no te preocupes :) ¿Tenéis tuenti?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cassie al habla: ¡Ay, muchas gracias! :D La verdad es que yo, por ejemplo, cuando escribo pongo debajo una foto para que se vea que es el capítulo de Cassandra, pero si te refieres a los diálogos cambiaré la letra cuando hable Cassie, Aaron o cualquier otro personaje que aparezca. En este capítulo únicamente hablaba ella, por eso estaba indignada. Aaron no se dignó en responder XD Y de verdad, muchas gracias. Escribimos esto por puro placer, sin ninguna intención de que nos lea mucha gente ni nada. Es un hobbie nuestro pero claro, si entretenemos pues mejor, ¿no?

      Me gustaría trabajar con lo del diseño, aunque ahora mismo es muy simple porque no tenemos mucha idea XDD Tenemos que cambiar algunas cosillas :3 ¡Así da gusto escribir, con gente tan maja comentando! :D Eso sí, te aviso que subiremos capítulos bastante lentamente porque estamos las dos estudiando y como ya te dije esto es un hobbie, ¡pero seguiremos por aquí!

      Pues la verdad es que no, yo no uso ya esa plataforma XD Pero mi twitter es @kissme_kill_me y el de "Aaron" es @espegarcia92

      Eliminar
  2. Bastante interesante la verdad, os seguiré leyendo tenéis mi like. A diferencia de Yanat Mudad creo que el vocabulario utilizado es bastante ameno a diferencia de 2 o 3 palabras que se salen de lo común, Hace identificarse al lector con las historia por lo que resulta fácil de seguir. Indicaros también que el capitulo 3 me resulto un poco incompleto.... me da la sensación/impresión de que teníais tan bien pensado el papel de ese capitulo que os falto añadir información respecto a como avanza el mismo.... ademas se volvió super americano jajajaj, me soltó mas de una sonrisa la verdad.
    Servidor ya querría tener tanta imaginación o dedicación como vosotr@s .
    animos y salu2! ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Yo soy la chica que da vida a Aaron. Como dice mi "colega" más arriba, es algo que hacemos por diversión, ¡pero nos fascina que la gente nos lea, claro! Esperamos vuestros comentarios, nos animarán a esforzarnos más y, poco a poco, ir mejorando.
      Saludos, y gracias por pasaros ^^

      Eliminar
    2. ¡Cassie al habla! La verdad es que tenía alguna cosilla más pensada para el tercer capítulo pero se me iba a hacer enorme y lo acorté un poco como bien pude. Pero a decir verdad, estos primeros capítulos los he usado, yo al menos, para presentar un poco a Cassie y que veáis cómo es, por eso no he desarrollado tanta historia. Lo bueno está por venir :3 ¡Gracias por pasarte! ^^

      Eliminar
    3. ya me imaginaba que faltaba algo x hay :P, espero con ganas el siguiente capitulo, a partir de ahora intentare hacer una buena critica a cada uno de ellos. si necesitáis un punto de vista diferente o una critica a lo que hayais escrito antes de subirlo no dudéis en darme el toke. ; )
      ¡A ustedes por escribir! ^^ salu2!

      Eliminar